Pero, ¿cuáles son las fuerzas responsables de potenciar esta pasión por lo nuevo? Paso a comentaros cuáles de las que da el artículo me parecieron más interesantes:
1. Crear y destruir: aunque la expresión pueda sonar algo negativa, la obsolescencia de los productos y servicios que se ofrecen al consumidor implica también la renovación y mejora de lo ofrecido. Esta “creación” continua ya sobrepasa a la “destrucción”, y es la responsable de que las viejas marcas opten por crear propuestas genuinas y excitantes a sus consumidores. Esto crea una fuerte competencia constante que hace que el mercado esté en continuo cambio y que diversifica los beneficios en función de la calidad de lo ofrecido.
2. Hablar de algo nuevo y rápido siempre implica mencionar el mundo online. Es el gran motor para el desarrollo del concepto NEWISM y ejemplos como Instagram (10 millones de usuarios en menos de un año) hacen acopio de ello. Una vez conseguido el éxito, éste suele ser más volátil que el de cualquier negocio offline porque siempre habrá alguien que desarrolle la idea principal para transformarla en algo “nuevo”. Es por eso por lo que las marcas han de estar en constante cambio y mejora para conseguir la fidelización del cliente. Las continuas modificaciones de la red social Facebook (algunas a mejor, otras a peor, pero siempre “nuevas”) son una muestra de cómo una fuerte compañía online no debe permanecer estática en el tiempo. El antiguo mito de “si algo va bien, no lo modifiques” ha quedado, en parte, obsoleto.
3. Aunque lo exclusivo continúa estando en boga, el gran público ha desistido de conseguirlo, en parte por la masificación de experiencias que antes lo eran y ahora no. El nuevo cliente se afianza de esta forma a alternativas a precios razonables que, aunque no son exclusivas, son más asequibles. Esto le da la posibilidad de acumular experiencias positivas y prácticas, de la mayor variedad posible. Es lo que los americanos llaman Experience Cramming (abarrotarse de experiencias).
4. Lo nuevo cuenta con una implicación negativa: la posible desconfianza del consumidor a que el producto a comprar no tenga la misma calidad que el que ya tiene. Para ello, el ecosistema en el que vivimos ha minimizado el riesgo para el que desee “probar” antes de comprar. El cliente ya no está subyugado al compromiso de las antiguas marcas.
El NEWISM ha cambiado por completo la visión de nuestro mundo. Mantener la atención en el consumidor para que sienta la necesidad de estar continuamente actualizado es algo con lo que las empresas tienen que lidiar día a día. Sin duda, contar con información como ésta puede ser muy útil para muchos empresarios que no saben cómo orientar sus negocios para obtener la rentabilidad deseada.
Jaime Bedia
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